Estambul
- Natalia Hermoso Martínez
- 22 mar 2018
- 17 Min. de lectura
Buenas de nuevo amigos!!
En el anterior blog viajamos a Oahu, la isla hawaiana que contiene la capital del estado, Honolulu. Esta vez volvemos a coger el avión para cruzar el océano Pacífico, el Atlántico, el mar Mediterráneo y el mar del Mármara, hasta llegar a Estambul, la ciudad más poblada de Turquía con más de 14 millones de habitantes. Bizancio, Nova Roma, Constantinopla, Miklagard (para los vikingos), Estambul o Istanbul para los ciudadanos, es curiosa por ser una de las tres únicas urbes en el mundo en ser transcontinental. Esto quiere decir que una parte de la ciudad se sitúa en el continente europeo y la otra mitad está sobre suelo asiático. La línea divisoria entre ambos continentes, la realiza el canal del Bósforo, un estrecho que une el mar Negro con el mar del Mármara.
Esta ciudad es considerada una de las más bellas del mundo gracias a su valor artístico e histórico. Y es que esta ciudad ha corrido la suerte de verse conquistada por romanos, latinos y otomanos. Esto ha hecho que en el centro histórico, convivan a la perfección la arquitectura romana, la bizantina y la otomana, así como la cultura cristiana ortodoxa, cristiana católica, judía y musulmana. Además gracias a su posicionamiento geográfico y por encontrarse en el camino de la Ruta de la Seda tiene influencias indias, árabes, griegas y búlgaras.
A Estambul he ido dos veces, ya que su mezcla de artes me enamoró. La primera vez que la conocí, fue gracias a un Proyecto Europeo como ya lo hiciera en Bélgica un año antes. Esa vez era Septiembre del 2013 y hacía muy buen tiempo. La segunda vez fue en Febrero de 2018 por lo que el tiempo no iba a favorecer tanto. Aviso esto porque veréis diferencias entre fotos. Además en estos cinco años ha variado la sensación y la seguridad tras los atentados del extremismo islámico. De hecho, la plaza de Sultanahmet está blindada con tanquetas militares, algo que en 2013 no vi.
Vamos a comenzar el viaje en el casco histórico donde se encuentran la mayoría de maravillas de esta ciudad. Si nos situamos en el medio de la plaza de Sultanahmet podremos tener las mejores y más famosas vistas de Estambul. Justo en el medio esta plaza hay una bonita fuente con mosaicos estilo romano.
Si miras hacia un lado, encontraremos la basílica-museo de Santa Sofía y justo a nuestras espaldas dejaremos la majestuosa mezquita de Sultanhamet, más bien conocida como la Mezquita Azul.
Mirando hacia Ayasofya, a la derecha nos queda un edificio también llamativo. Esto es un baño turco y si queréis obtener más información podéis pinchar aquí para encontrar algo más de información.

Si miramos hacia la mezquita de Sultanahmet, en la parte derecha, encontraremos un elemento arquitectónico que nos saca de Turquía para llevarnos rumbo al antiguo Egipto. Allí se alza el obelisco de Teodosio. Este obelisco fue erigido en Egipto por Tutmosis III en el s.XV a.C. y re-erigido en Constantinopla por Teodosio en el s.IV d.C. Se colocó en el medio del hipódromo romano.

Este hipódromo fue el comienzo de una gran lucha entre facciones que redujo los edificios más importantes de la ciudad a cenizas. Los edificios romanos estuvieron ardiendo por cinco días y a raíz de ello comenzó la edad de oro del arte bizantino.
(Imágenes sacadas de Google).
Frente a este obelisco dispones del Museo de arte Turco e Islámico por si te invade la curiosidad.
Ya que se nos queda la Mezquita Azul a nuestras espaldas, podemos comenzar por visitarla. La entrada es gratuita y se puede entrar siempre que no sean las horas de rezo oficiales. Como esta mezquita se usa hoy en día, debemos entrar descalzos, con las piernas y hombros cubiertos, así como las mujeres deben taparse el cabello. A la salida puedes contribuir con una limosna que servirá para el mantenimiento de esta majestuosidad. Si te fijas desde fuera, la más llamativa por lo bella que es, es precisamente la Mezquita de Sultanhamet, al contrario de Ayasofya que su magnanimidad radica precisamente en su interior.
Sultanhamet fue construida en el s.XVI por el Sultan Ahmed I sobre el Gran Palacio de Constantinopla. Quería que fuera la primera gran mezquita de su imperio y el resultado fue bastante comprometido. Al no haber ganado grandes guerras, no tenía un botín amplio, lo que hizo que para su construcción necesitara hacer uso de las arcas de la ciudad. Este despilfarro junto al número de minaretes que iba a tener, le hizo ganarse el descontento de su pueblo. Para la construcción diseñó que la mezquita tuviera seis minaretes al igual que la Meca. Pero para el pueblo islámico, esto era una ofensa hacia su adorada Meca. Así que mandó construir en esta otra, un séptimo minarete para que no tuviera parangón con ninguna otra.

A pesar de que no se pudiera acabar la obra con todo el material bueno que quería, y finalizarla haciendo uso de materiales de menor calidad, esto no impidió que el edificio se convirtiera en la mezquita más importante de todo occidente.

Si quieres sorprenderte con la mezcla de estilos artísticos, es hora de que te adentres en la Basílica Museo de Santa Sofía por 40 liras. Se construyó entre el 532 y 537 como una basílica ortodoxa. Desde el 1204 hasta el 1261 fue una catedral católica y del 1453 hasta el 1931 se convirtió en mezquita imperial del recién llegado Imperio Otomano. Desde su construcción hasta la finalización de la catedral de Sevilla, esta catedral, fue la más grande del mundo.
En realidad este edificio se asienta sobre la antigua iglesia de Santa Sofía construida en el 360, hasta que en el 532, se quemara una segunda iglesia creada en el mismo lugar en el 415.
Aún queda en el exterior algún resto de las anteriores dos iglesias.
Como dije anteriormente, Ayasofia no destaca tanto por su exterior como por su interior. Para poder crear un interior amplio sin exceso de toscas columnas, la solución es crear un gran armazón exterior. Lo más destacable desde fuera es su gran cúpula, la cual marcó un nuevo estilo arquitectónico y el comienzo del arte bizantino.
Cuando nos adentramos en la catedral, lo primero que nos llama la atención, son sus grandes puertas que nos dan la bienvenida. Sobre una de las puertas, Jesucristo nos da la bienvenida en forma de mosaico, sentado en su trono. El majestuoso pasillo que cruza justo en la entrada nos da un pequeño aperitivo de la grandeza que encontraremos dentro.
Una vez entramos al salón principal, la cabeza se nos va directamente hacia atrás para poder medir la altura de ese interminable techo. Llamativas sin duda sus cúpulas, sus mosaicos, frescos y lámparas.
Si bajamos la mirada, ya podremos observar el largo de la nave principal, así como detalles curiosos. Una vasija enorme con un grifo para poder lavarse los pies antes de rezar, un mihrab, dos minaretes, el púlpito y el banco del predicador, son algunas de las cosas llamativas que nos encontramos según avanzamos.
Todo esto siempre estará vigilado ante la atenta mirada de los gatos guardianes.
Uno de los minaretes nos hace mirar de nuevo hacia arriba, pudiendo así observar la imagen de la Virgen María con el niño Jesús en un mosaico, así como los cuatro emblemas árabes circulares de las esquinas de la planta.
Paseando por las naves laterales podremos descubrir también su belleza por los materiales y colores usados. El detalle de las obras es simplemente magnífico.
Volviendo al pasillo inicial podemos tanto salir por otra puerta como subir a la segunda planta. No puedes salir de allí obviamente, sin haber subido a lo más alto de la basílica. Para ello tendrás que ascender un casi interminable pasillo.
Una vez ascendemos a la segunda planta, podremos disfrutar de las magníficas vistas de la nave central. Así como podremos observar mejor los detalles.
En esta planta podrás encontrar el mosaico del Cristo Pantocrátor, uno de los más representativos del arte bizantino. A parte podrás encontrar otros bellos mosaicos de representaciones cristianas.

Es imposible dejar de mirar cada rincón del lugar. Si te fijas bien, verás cómo se ha reconstruido casi fielmente, el arte original del edificio; por ejemplo en la esquina de uno de los arcos.Te puedes recrear además, viendo sus magníficas vidrieras desde una celosía. Incluso si miras en el suelo, podrás encontrar en alguno de sus mármoles, las firmas de los canteros.
Pero si estás aburrido de mirar por dentro, siempre te podrás acercar a una de las ventanas para observar un paisaje único.

No puedes salir de allí sin hacerte al menos una foto para decir, "He estado en una octava maravilla del mundo", y sin fijarte en los últimos detalles.
Una vez fuera puedes pasarte por sus mausoleos, la tumba del príncipe, las fuentes públicas, la escuela elemental, así como observar la fuente para rituales de purificación.
En la parte trasera de Santa Sofía podrás visitar otra maravilla de Estambul, mi favorita, el palacio de Topkapi. Para acceder a este palacio tendrás que andar por la calle que te queda a la derecha según miras Ayasofia. Tras la Fuente del Sultán Ahmet III, encontrarás la entrada a la zona ajardinada previa al palacio. Este palacio fue el centro administrativo del imperio otomano del 1465 al 1853.

Cuando fui en Septiembre del 2013 se podía acceder sin ningún problema. A día de hoy nada más entrar te encuentras militares, arcos de seguridad y escáneres para pasar nuestras pertenencias. Así que esta entrada que veis tan limpia y despejada, hoy en día ha variado mucho.

Nada más entrar, a la izquierda queda la iglesia ortodoxa de Santa Irene. Abierta al público todos los días excepto los martes. Fue construida en el s.VI y a la llegada de los otomanos en el s.XV, la convirtieron en un arsenal y en un museo de armas.

En esta zona ajardinada podrás encontrarte con las taquillas donde obtener las entradas al palacio. Por 40 liras visitarás los tres patios y los edificios que contiene, excepto el Harem al que se puede acceder por 25 liras más. Frente a estas taquillas se sitúa el Museo Arqueológico. Al palacio accederás por una enorme puerta que te recordará a los castillos de la época medieval.

Tras estas puertas, hay que pasar de nuevo controles de seguridad. En 2013, la "seguridad" al menos venía bien mimetizada con la época pasada.

En el primer patio podrás encontrar:
- El patio de ceremonias.
- Establos privados.
- Consejo privado.
- Colección de armas.
- Mezquita del personal de cocina.
- Patio de las cocinas.
- Cocinas reales.
- Colección de porcelana europea y orfebrería en plata.
- Puerta de los eunucos blancos.
- Habitación de los eunucos blancos.
- Entrada al Harem.
La parte del harem es una parte importante del palacio la cual no podéis dejar pasar por pagar unas cuántas liras más. El harén, era el lugar donde vivían las mujeres de la familia. Hay que recordar el hecho de que los sultanes mantenían a innumerables esposas para poder asegurar su descendencia. Es por esto, por lo que necesitaban espacios grandes para su familia.
Para mí sin duda, el lugar más impresionante del harén, es este gran y hermoso salón.
Al salir del harem, volveremos al primer patio y desde la puerta opuesta a la que entramos, accederemos al segundo patio. Allí podremos encontrar:
- Salón de audiencia.
- Biblioteca de Ahmed III.
- Mezquita de los Aghas Blancos.
- Colegio de los pajes exploradores.
- Tesoro.
- Colección caligrafía, miniaturas y retratos.
- Colección relojes.
- Pabellón del Santo manto y las reliquias sagradas.
Por último, accederás al tercer patio, aquel con mejores vistas al Bósforo y al Cuerno de Oro. En este último patio, podrás ver:
- Mezquita.
- Pabellón ornamentado.
- Pabellón Zaguán.
- Pabellón Revan.
- Pabellón Bagdad.
- Pabellón de la circuncisión.
- Residencia del médico.
- El pórtico de Iftar.
Y hasta aquí, nuestro paseo por Topkapi, el cual te llevará como mínimo hora y media.
Volviendo a la plaza de Sultanhamet, a la izquierda de Santa Sofía y a pocos metros de ella, tendrás la entrada a las antiguas cisternas de la ciudad. Su acceso cuesta 20 liras y está en la pintoresca calle de Yerebatan.
La cisterna de la basílica, se construyó en el 532 durante el reinado de Justiniano I. Su función era la de preservar el agua en el caso de que los ataques militares destruyeran el acueducto que abastecía a la ciudad. Podía contener hasta 100.000 toneladas de agua.
Nada más entrar podrás hacerte una graciosa foto vistiendo los ropajes de la época del imperio otomano. No es muy caro y siempre podrás tener un recuerdo gracioso.

Es una actividad atemporal respecto al nacimiento de estas cisternas, así que prosigamos nuestro paseo por ella.
La caminata no es muy larga, pero eso no evitará que te sorprendas por la altura de la cueva, y de la conservación de sus numerosas columnas. Además estas columnas no son iguales entre sí. Se usaron diferentes tipos de mármoles. Unas son de estilo dórico y otras en cambio, son corintias.

Hay una de las columnas que es especialmente llamativa. La llaman, "La llorona" por que es la única columna por la que se resbala el agua desde el techo.
Al final de la pasarela que te lleva por encima del agua, encontrarás las dos cabezas de medusa situadas bajo dos columnas. Estas cabezas están de lado y bocabajo para evitar que los ciudadanos quedaran petrificados ante su mirada.
Vamos a hacer un alto en el camino para poder comer o cenar antes de seguir buscando bellos lugares.
La vida en Turquía para nosotros, es barata, pues puedes sobrevivir por la mitad del dinero que gastarías aquí. Puedes comer por entre 2 y 10 euros dependiendo de cuántas cosas quieras añadir a tu menú. Por ejemplo, por 7 euros puedes acabar comiendo dos platos y bebida añadida. Por 6 euros, conseguir una señora pizza o, por 3 y medio, conseguirte el típico menú de McDonnalds o Burguer King de 7 euros.
Para que os sepáis manejar en liras... Primero deciros que ha variado mucho su valor. Cuando fui en 2013, por cada dos liras conseguía un euro. En la actualidad, su valor se ha visto rebajado a la mitad, por lo que 4 liras TL = 1 euro €. Así que lo normal es que gastes entre 20 y 40 liras para comer o entrar a algún museo.
Te voy a dejar unos pocos sitios donde puedes pararte a comer o cenar, pero antes debo advertirte sobre la forma que tienen los turcos para atraer a la gente. Son bastante halagadores, te llenarán de piropos, tratarán de ser vuestros amigos y usarán mil artimañas para que les escuches aunque sea cinco segundos. Por el contrario a lo que puedas estar pensando, no son pesados , ni irrespetuosos y lo bueno que tienen, es que saben respetar tu espacio y tiempo. Eso sí, al estar paseando por zonas turísticas, te tratarán de meter en cada uno de los restaurantes que hay, y eso es cada 10 metros, por lo que tienes que tener en cuenta es el "No thanks" tras una sonrisa. Sólo tendrás problemas con los turcos, si tu estética o procedencia es árabe. Esto se debe a que los turcos no soportan a los árabes y los árabes no soportan a los turcos porque son demasiado permisivos en sus costumbres.
Mi experiencia ambas veces ha sido buena, en cambio, conocí a un mexicano que por su tez y la barba que llevaba, le confundían constantemente con un árabe. Esto hacía que no le sirvieran bien y que le parara la policía de vez en cuando, hasta que finalmente decidió quitarse la barba para evitar estar en el punto de mira.
Una vez dicho esto, os recomiendo ir a "Loti cafe&dinning" para cenar en lo alto del hotel Loti. Se encuentra casi al principio de la calle Divan Yole y frente a un cementerio. Desde su azotea cerrada, podrás disfrutar de las vistas de todo el centro de Estambul de noche.
Otro de los sitios a los que puedes ir, es "The Han Restaurant" en la calle Alemdar, en la curva donde se encuentra la entrada al parque Gülhane. Entré ahí por su estética y ambientación. Allí puedes comer sentado en los cojines del suelo, en sillones bajos o a altura normal. Aquí por ejemplo, puedes pedirte una pizza turca. Dicha base de pizza probablemente la haya hecho la chica que se sienta junto a la ventana para que veas cómo trabaja al más puro estilo casero.
Por cierto, ya que estás a dos pasos del parque Gülhane, te recomiendo que te pasees por ahí. Estarás rodeando los muros de Topkapi y si asciendes por su colina, podrás ver el canal del Bosforo y alguna ruina romana.

Como hemos dicho anteriormente, Estambul está llena de influencias gracias a la Ruta de las seda. Por ello, te voy a recomendar un Indio donde comí y me trataron muy bien. Se llama "Dubb Indian Restaurant" y allí podrás experimentar con los cientos de sabores que te ofrece la cocina india. Se encuentra al principio de la calle Incili Çavus y aviso, cuidado con el picante, si tu paladar es sensible. El cuscús está bueno pero tendrás que mezclarlo con la salsa de yogur que te dejen si no quieres que te salga fuego por la boca.
Si no quieres ir de restaurantes y prefieres comer algo por la calle mientras paseas, puedes pedirte un perrito caliente, una mazorca de maíz o castañas en cualquiera de los puestos ambulantes. También te puedes pedir un dürum kebab en un restaurante y llevártelo igualmente. A mí personalmente, no me gustan nada los kebabs de Turquía, están secos y tienen un sabor raruno. Para mí, sin duda, los kebabs que hacen en España están mil veces mejor.
Una vez llenado tu estómago, podremos continuar un largo paseo por el Gran Bazar. Es uno de los mayores bazares del mundo. Tiene 58 calles cubiertas y más de 4000 tiendas. Estas tiendas se agrupan por gremios y así podrás pasear por una calle de tratantes de cuero, otra calle que se dedique a la orfebrería, joyería, telas, cerámica, etc.

El acceso al Gran Bazar se realiza por una de sus 22 puertas, todas ellas equipadas con arcos de seguridad y vigilantes. Este recinto se cierra por completo a las siete de la tarde, por lo que si quieres atravesar el casco histórico de un lado a otro, tendrás que rodear todo el bazar. Para encontrar una de sus puertas tendrás que atreverte a callejear y perderte por las calles laberínticas turcas.

Es un poco complicado decir dónde están cada una de las puertas y dónde se encuentra el Bazar, aunque te puedo dejar una puerta de referencia, la cual es una de las más visibles. Dirígete a la plaza con paradas de tranvía y autobuses llamadas Beyazit, en la esquina noreste junto a la mezquita Beyazit, encontrarás una de las entradas. A partir de ahí, piérdete por sus numerosas calles. Una vez consigas salir, probablemente no hayas acabado de ver todas las tiendas, ya que las numerosas calles aledañas están llenas de tiendas abiertas a la calle. El horario de estas tiendas es el mismo que el del Bazar interior.
Hay cosas curiosas y bellas para comprar, sobre todo, aquello que esté realizado a mano como objetos de cerámica. En cambio, especialmente en las calles exteriores, podrás ver un paraíso para la gente que le gusta la ropa recargada y hortera.
El estilo de venta es muy parecido al de los mercadillos españoles dirigidos por gitanos, así que muy probablemente salgas de allí con algo comprado debido a su arte para llamar tu atención y sus precios baratos. La primera vez que fui, había que regatear en casi cualquier sitio; esta segunda vez, tenían todas las cosas el precio puesto y muy parecidos o iguales entre los diferentes puestos.
No puedes salir de allí sin comprar especias, por supuesto, tés, o sus típicas delicias turcas.
Si sales por una de las puertas norteñas que dan a la calle Fuat Pasa, llegarás en menos de un kilómetro a la mezquita de Süleyman. A parte de bonita y llamativa desde el Cuerno de Oro, podrás tener una bella estampa de la ciudad gracias a que está situada en una colina.
Justo delante de esta mezquita, puedes hacer un alto en el camino para comerte uno de sus platos típicos en Ali Baba, judiones blancos.
Si seguimos andando hacia el puerto y frente al puente de Galata, te encontrarás con el Mercado Egipcio. Allí se vende sobre todo especias, frutos y frutos secos.
Justo en frente tendrás el puerto donde coger barcos, barcos taxis o barcos de recreo que te hagan una ruta por el Bósforo. Los paseos por el canal suelen durar hora y media, aunque los hay más largos. Por lo general te llevan hacia el norte y terminan bajo el puente de Fathi Sultan donde dan la vuelta hacia puerto. Cuestan aproximadamente 12 liras. Lo ideal es que hagas el trayecto tanto de día como de noche, por lo que el atardecer es un buen momento. Eso sí, los días de frío trata de hacerlo de día y en el interior del barco. Por lo general todos tienen parte cerrada y un techo o laterales al aire libre para que disfrutes también de la brisa marina. Por el camino podrás divisar la orilla europea, así como la orilla asiática. En cambio sólo podrás ver el inicio del mar Mármara pero no el mar Negro, ya que hay que recorrer bastantes más kilómetros.


Poco antes de llegar de nuevo a puerto, si te fijas a la izquierda, verás la Torre de la Doncella. Esta torre ha sido usada para muchas funcione, pero destaca por una de sus varias leyendas. La leyenda turca más conocida sobre esta torre, habla de que un oráculo le profetizó al emperador de la época, que su hija querida moriría por la mordedura de una serpiente en su 18º cumpleaños. Ante esta pesadilla, el emperador mandó construir esta torre donde encerrar para así proteger a su hija. Sólo él iba a visitarla de vez en cuando, alejándola así de cualquier amenaza. En su 18º cumpleaños el padre fue a visitarla y le llevó una cesta de fruta para celebrar su triunfo contra la profecía. Pero no consiguió tal triunfo, ya que entre la fruta se encontraba una pequeña víbora que mordió a la princesa y murió envenenada en brazos de su padre. Debido a esta leyenda, los turcos creen que no podemos escapar ni luchar contra nuestro destino ya que siempre se acabará cumpliendo.
Desde el barco si te has fijado bien, a la ida y a tu izquierda, se ve el Palacio de Dolmabahçe. Para llegar hasta allí a pie, tendrás que cruzar por el puente de Gálata.
Este mismo puente es bastante más servible que para sólo cruzar de un lado a otro. Es famoso por aquellos a los que les gusta la pesca y se colocan a lo largo del puente a ambos lados en busca de un buen pescado. Probablemente alguno de ellos se gana la vida vendiendo dichos pescados a uno de los numerosos restaurantes que hay bajo el puente. Llamativo es ver cómo el puente tiene dos alturas y en la más baja puedes comer o cenar con vistas al mar. Puedes llegar a comer cosas tan baratas como un bocata con una especie de trucha por tan solo 2 liras.
Como decía, podemos llegar al otro lado del Cuerno de Oro atravesando ese puente. Una vez cruzado, llegaremos al barrio de Gálata donde se sitúa la torre con el mismo nombre. Esta torre es famosa entre los turistas ya que se supone, es el mejor mirador a todo Estambul. Fue una torre de vigilancia y la torre más alta de la antigua ciudad.
Andando por la calle principal Meclis-i Mebusan y siguiendo el curso del Bóforo, llegaremos al Palacio de Dolmabahçe. Sabrás donde está cuando te topes con el estadio del Besiktas; frente a él estará el palacio.

El día que fui era festivo así que mi gozo en un pozo y no pude ver más que el jardín previo y su entrada. Os recomiendo que os enteréis de los días que cierran cada lugar que vais a ir antes de planear ruta. Al menos te contaré que este edificio hizo de centro administrativo desde mediados del s.XIX hasta el final del imperio otomano en 1922. Fue mandado construir por el sultán Abd-ul-Mejid I tras pensar que el Palacio de Topkapi se quedaba anticuado y no podía modernizarlo. Fruto de ese pensamiento nació un hermoso edificio de estilo neobarroco. El primer presidente de la Turquía moderna, Ataturk, pasó sus últimos días en este palacio donde acabó muriendo en 1938. Su habitación es una parte del museo.
Ya que estamos al otro lado del Cuerno de Oro, puedes aprovechar para ir a la famosa plaza Taksim. No está muy lejos del Palacio de Dolmabahçe pero si vas andando prepara bien las piernas para ascender la alta colina que te lleva allí.
Desde esa misma plaza, podrás tomar el metro rumbo al centro comercial más grande de Europa. Se llama Cevihir y llegarás a él si paras en el metro de Sisli. Este centro comercial ha inspirado a empresarios de Dubai. Lo más llamativo de este centro comercial es su zona recreativa, ya que tiene su propio parque de atracciones interno. Tiene una lanzadera y una montaña rusa, entre otras cosas, que mantendrían a los niños y no tan niños, entretenidos por horas.
Hablando de metro. Si coges la línea M2, cruzarás el Cuerno de Oro por encima del puente Haliç y unas buenas vistas te dará ese corto paseo.
Curiosidades:
Cuando pasees, te darás cuenta de que la calle está habitada por numerosos perros y gatos. Ninguno lo verás escuálidos, todo lo contrario, están bastante bien cebados. Además al parecer están controlados ya que todos los perros llevan un chip en sus orejas. A pesar de ser una zona muy turística, los dueños de restaurantes, tiendas y hoteles, lejos de echarlos a patadas, los respetan y les dejan vagar ya que no hacen ningún daño. Puedes ver incluso casas de cartón, comida y agua hasta en bancos. Dime como tratas a un animal y te diré como eres...
Hasta los pájaros tienen casas hechas por los humanos, pensando en ellos.

Extraño es su gusto por la moda, pero más extraños son sus maniquíes. Al menos piensan en todos los tipos de cuerpos.
Palomas-cuervo, jamás en la vida había visto este extraño pájaro.

Hablando de pájaros. Vivimos en la costa así que es normal que haya gaviotas, pero nunca había visto tantas. Suenan mucho y es normal que en medio de la noche te despierte alguna con un grito que te parezca el de un niño.
Otro de los sonidos que te llamarán la atención e incluso despertar, es el de los cánticos de las mezquitas. Los musulmanes rezan cinco veces al día, así que seguro que escuchas los rezos más de una vez. No lo veas con asco a la religión, con asco a los musulmanes, con miedo al islamismo extremista, etc. Escúchalos como una forma de arte diferente a la que estés acostumbrado.
Al principio hablé de los nombres que ha llevado esta ciudad. Tanto Estambul, como Constantinopla, así como Miklagard, significan "La ciudad". Hasta hace pocos siglos, Estambul era la capital del mundo tras la caída de Roma.
Como dato curioso a la par que negativo, se lo llevan los camareros. Están constantemente paseándose cerca de tu mesa para retirarte los platos o los vasos incluso a veces antes de haber acabado. Te los puedes encontrar a veces hablando entre ellos e incluso usando su móvil a pocos metros de tu mesa ya que siempre estarán al acecho de tu plato vacío.
Y hasta aquí nuestro recorrido por Estambul. Próxima parada, Capadocia a unos 500 km de la ciudad euroasiática.
Espero que sigas viajando con Alane ;)
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