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Schwangau

  • Foto del escritor: Natalia Hermoso Martínez
    Natalia Hermoso Martínez
  • 2 ene 2017
  • 8 Min. de lectura

El primer "Viajando con Alane" está dedicado a mi primer gran viaje fuera de España. Lo realicé con mi hermana mayor en 2005 después de que ella organizase todo, yo sólo tuve que decir sí y disfrutar.

Ella había estado estudiando alemán en la Escuela Oficial de Idiomas y le apetecía conocer la cultura para así poner en práctica lo que sabía.

Yo aún estaba por cumplir los 18 años y no sabía siquiera el idioma, ni conocía mucho sobre el país. Aun así desde el momento en que lo pisé, me enamoré de sus paisajes y supe poner en el mapa esos sitios que iba visitando.

Schwangau es un municipio campestre de la Baviera alemana de poco más de 3000 habitantes. Se sitúa justo en el borde sur limitando con Austria y llegamos allí tras dos horas en tren desde Münich.

Cuando llegué allí y vi las montañas, me pareció ver hasta a Heidi paseando por aquellos paisajes. Fuimos en Agosto y es cuando todo está más verde aunque aún tengo ganas de volver cuando tenga nieve ya que será el paisaje aún más impresionante.

Allí nos alojamos en un pequeño hotel de madera en Brunnen, muy buen cuidado, muy cómodo y hogareño. Se llama Huberhof y si queréis más info sobre el hotel, lo podéis visitar pinchando aquí.

Lo más curioso para los que vivimos en la ciudad, lejos de animales de granja, es ver cómo paseabas tranquilamente por la calle mientras las vacas volvían a su vaquería o pastaban en su recinto al aire libre.

En Schwangau alquilamos una bici para poder desplazarnos tanto dentro del pequeño pueblo como para llegar a Hohenschwangau y a Fussen, ambos sitios a 5km cada uno. Una forma económica, sana y la mejor manera de tomar fotos mientras te paras por el camino.

Sentadas en una "bici de abuela" como la catalogamos debido a su estética antigua, a la comodidad y facilidad de su uso, podíamos sentir la tranquilidad y la belleza del lugar.

Cogimos nuestras bicicletas y nos dirigimos a aquellos monumentos por los que nos quedamos en aquel pueblo durante cuatro días.

Lo interesante del lugar eran los castillos de Hohenschwangau y el de Neuschwanstein. ¿Os acordáis del mítico castillo de "La Bella Durmiente"?

Pues ese castillo estuvo inspirado en el de Neuschwanstein. Dicho castillo fue creado por el Rey Luis II para alejarse de la gente debido a su carácter retraído. Fue abierto al público tras su muerte en 1886.

La belleza del castillo describe el carácter idealista, ensoñador y poético, el cual fue muy bien representado no por un arquitecto si no por un escenógrafo. Dicho escenógrafo supo adaptar el castillo perfectamente a los pasajes de las óperas de Wagner, ya que el rey Luís era muy devoto de sus obras. Se pueden observar imágenes grabadas inspiradas en "Tristán e Isolda" y en "El anillo del Nibelungo" del famoso músico con el cual mantenía una estrecha relación y al cual llegó a promocionar para que continuase creando y estrenando obras en el teatro de Münich.

Llegaron a separarse por ideas políticas pero aún sigue quedando toda influencia del músico sobre el monarca en gran parte del castillo.


El diseño interior es una mezcla entre época medieval, (aquella que nos da idea de una monarquía antigua como la de toda la vida), con una transición más moderna cercana ya al siglo XX. Como por ejemplo, encontrarse diseño y ropajes antiguos rodeados por calefacción central de aire caliente, agua corriente fría y caliente, desagüe automático en los baños o incluso un ascensor.

Todo un edificio digno de ver tanto desde fuera por su magnanimidad, como por dentro por su estilo, belleza, tecnología y contraste.

Aquí os dejo un vídeo de una maqueta a escala que han hecho del castillo para que lo podáis ver desde varios ángulos.

Dentro no se podían realizar fotos pero si quieres información sobre el sitio puedes visitar su página aquí.

Junto al castillo de Neuschwanstein por un camino accedes al Marienbrücke un puente colgante sobre el río Pöllat y desde el cual puedes tomar impresionantes fotos del castillo en su esplendor.

Más abajo del castillo de Neuschwanstein, se encuentra el castillo del padre del Rey Luis II, Maximiliano II. Un castillo mucho más pequeño pero bello y bonito de ver, del cual destaca su color amarillo con el verdor de las montañas.

Si quieres más info sobre el castillo de Hohenschwangau visita su web aquí.

Si queréis realizar una actividad curiosa, os recomiendo que os montéis en el Sommerrodelbahn. Es una especie de trineo que baja por un tobogán metálico. Es bastante divertido y se puede disfrutar del paisaje de la montaña a la misma vez.

La empresa que lo organiza es Tegelbergbahn y realiza además parapente y treking. Se sitúa a kilómetro y medio de Schwangau y a poco más de 2km de Hohenschwangau.

Junto la salida de Rodellbahn hay un teleférico que sube a la cima del monte Tegelberg.

Nosotras subimos un día de nubes bajas y se veía mucha deferencia entre el pie de la montaña y el frío nuboso de la cima. Allí hay un restaurante donde puedes aprovechar para tomar un chocolate con churros para entrar en calor. Desde la cima se realizan excursiones por la montaña y bajadas de esquí. Allí arriba se divisan las montañas que comparten tanto pasaporte alemán como austriaco.

Como se ve en la imagen del medio, la zona está llena de lagos, los cuales destacan el Alpsee por el paisaje que le rodea y el Forggensee por su grandeza. A los pies del castillo de Hohenschwangau y a apenas 300 metros de la frontera con Austria se encuentra el primero de los lagos nombrados.

El Forggensee separa Füssen de Schwangau y fue un lago medio creado por la mano del hombre para evitar inundaciones cuando se produce el deshielo de la nieve que cubre toda la zona.

El edificio que se ve en la imagen es el Festspielhaus una especie de palacio para eventos situado ya en la ciudad de Füssen. El año que estuvimos allí mientras veíamos la tele (a pesar de no entender nada), uno de los programas que vimos porque era más visual y por ser de música, era el programa PopStar. En dicho programa reconocimos el edificio que habíamos visitado el día anterior y pudimos ver su interior a pesar de no haber entrado físicamente al lugar. Era donde preparaban clases, ensayaban y exponían sus actuaciones para el programa.



Volviendo a Schwangau hay que decir que es un pueblo pequeñito pero con el encanto de pasear con tranquilidad por sus calles. La belleza en sí, la daban las propias casas de madera y piedra las cuales se esmeraban los dueños en decorar con bonitas macetas con diversidad de flores de colores. Destacar sobretodo dos lugares.

Uno de ellos es un hotel-restaurante en el cual entramos un día a cenar.

Se llama Ferienhotel Helmer y os recomiendo que entréis en la galería de su página para haceros una idea de cómo es el paisaje y el estilo de allí. Nos sentamos en una gran mesa la cual compartíamos con una pareja de jubilados de alemanes. Es curioso ver cómo allí es muy común compartir mesas con desconocidos y cenar sin problemas, algo que es menos común en España ya que aquí se juntan mesas pequeñas para adecuar a los diferentes grupos de personas.



Cogimos la carta y estaba en alemán e inglés en letra pequeña. No entendíamos casi nada de la carta ya que en inglés no usaban tampoco cartas sencillas pero conseguimos entender entre todo ese barullo "sopa" y "carne". ¿Qué tipo de sopa? ¿Qué tipo de carne? ni idea, pero nos arriesgamos a pedir según algunos de los ingredientes que entendíamos. Al final la elección nos salió bastante bien porque acertamos con una sopa muy buena y con una carne que a pesar de no saber qué tipo de carne era, (probablemente vaca) era de la mejor que jamás había probado.

Mientras tanto los alemanes nos miraban, sonreían y observaban cómo hablábamos y nos reíamos de nuestra falta de entendimiento. Hoy en día con Internet más accesible que en aquella época, hubiésemos entendido toda la carta. Nosotras a su vez nos asombrábamos de su altura y grandeza (típicos alemanes enormes) y nos reímos de las cacho de jarras de cerveza que les habían puesto. Ellos obviamente entendieron de qué nos reíamos, se rieron también y nos levantaron las copas como para brindar. Además nos regalaron sus posa-vasos ya que vieron que cogimos diferentes de la mesa porque tenían bonitos dibujos del lugar.



El otro lugar que nos interesó pero al cual finalmente no entramos porque no disponíamos de ropa de baño, fue el Königliche Kristall. Es un centro de bienestar, con sauna, termas, masajes... Os dejo un vídeo que probablemente os haga el click definitivo en la cabeza para decidir que este va a ser vuestro próximo destino de viaje.



Cosas que nos han parecido curiosas en este viaje; primero ver cómo en los hoteles no usan ni almohadas ni mantas, si no cojines que te colocan en forma de queso de tetilla y sacos de plumas donde meterte y no pasar nada de frío aunque acabes perdiéndote en ellos.

Casi todo el mundo va en bicicleta y llevan a sus hijos pequeños enganchados a la trasera de la bici con modernos carromatos.

Vimos una rotonda muy bajita para que los coches pasen por encima y en línea recta cuando no es necesario esperar que pase otro coche.

Cerraban todas las tiendas a las seis de la tarde con lo cual se acaba el día alemán extremadamente pronto para el estilo de vida español. Además no había apenas farolas.

Podías comprar la leche fresca en la vaquería de al lado del hotel.

Vimos una vieja cuidando de sus plantas que nos hizo querer una vida tranquila, cómoda y vivir en un lugar bello como aquel al igual que ella cuando lleguemos a su edad.

Una anécdota... cuando podía haberme quedado muerta en un país lejano. En realidad no fue para tanto pero nos seguimos aun riendo de aquel momento.

Estábamos mi hermana y yo paseando por el campo cuando subimos una colina para acercarnos a ver unas vacas que había en un redil. Este redil estaba hecho de dos o tres alambres paralelos muy finos y nos pareció demasiado enclenques como para que las vacas no se escaparan alguna vez. En ese momento pensamos que las vacas estaban tan bien educadas como los alemanes que conocimos, ya que estaban todas lejos del alambre y en el centro tranquilamente pastando.

Entonces mi hermana se apoyó en el alambre que tenía a su izquierda. Ese alambre estaba rodeado como por una tela y me dijo: "¡Ay, me ha dado un calambrazo!". Yo me reí y le dije: "¡Anda ya!" ya que parecía el típico alambre debilucho de estaño. Me dijo: "¿No me crees? Tócalo tú." Yo la miré con incredulidad y toqué el alambre, en cambio no toqué el suyo recubierto con una tela, si no que toqué el que tenía yo en frente. Entonces... "Pam!" Una descarga eléctrica me recorrió de los pies al cerebro y escuché como interiormente me chascaban todos los huesos y se me recolocaba todo el cuerpo. Me dejó más recta que un soldado y con el cerebro más enchufado que Albert Einstein desarrollando la teoría de la relatividad xD. Mi hermana al verme la reacción y mi cara se dio cuenta de que fue más fuerte que su chispita, se rió y nos alejamos para no seguir probando más inventos jajajaja. Fue cuando entendimos porqué todas las vacas estaban juntas lo más alejadas posibles de los alambres. Tontas no eran, no. Homer Simpson en cambio seguiría aún tocando el cable una y otra vez...


Y hasta aquí todo sobre Schwangau.

Próxima parada a poco más de dos kilómetros, Füssen.

Espero que sigas viajando con Alane ;)


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