Saaremaa
- Natalia Hermoso Martínez
- 10 mar 2017
- 5 Min. de lectura
Buenas de nuevo amigos!!
En el anterior blog viajamos a Taru la segunda ciudad más habitada de Estonia y esta vez ponemos rumbo a la isla de Saarema donde encontraremos varios puntos de interés.
Se sitúa en el noroeste de Estonia y es su isla más grande.
Para llegar a la isla nos prestaron un coche y atravesamos media Estonia. Por el camino nos encontrábamos paisajes preciosos. Lo más llamativo era la frondosidad de sus bosques y la baja población. Hubo un momento en el que nos paramos en uno de sus bosques "Crepusculianos" y sin miedo a que nos atropellase ningún coche disfrutamos del paisaje.

Viajamos hacia Virstu, uno de los lugares más cercanos a la Isla de Muhu. Allí nos montamos en un ferry para llegar a dicha isla siendo esta nuestra primera parada y la isla previa a pisar antes de cruzar el puente que nos uniría con la isla de Saarema.
Cuando llegamos a Muhu, unos conocidos de Triinu (la estonia que nos acompañaba), nos permitieron acampar en su jardín. Así que nos dirigimos directamente a su casa para poder levantar el campamento y luego poder conocer la isla.
El "jardín" era peculiar por que a parte de estar muy bien cuidada una pequeña zona. el resto de su "jardín" era una explanada y un bosque alrededor de ella. Las casas de allí estaban en medio de la nada, formando pequeños vecindarios en vez de ciudades. Eran como lo que aquí llama la gente su parcela del campo pero algo más asalvajado.
Lo que más nos llamó la atención era su peculiar decoración. Los vehículos viejos y sin uso actual formaban parte de la decoración. ¿Qué mejor que un autobús pintado en medio de tu jardín?
Una vez montamos la tienda de campaña cogimos de nuevo el coche y fuimos en busca de lugares bonitos de la isla. Pasamos por dos puntos, uno de ellos fue ver los edificios antiguos del Museo de Muhu. Unos edificios que nos transportan a épocas ancestrales.

Al norte de la isla en Pullasma, nos acercamos hasta la orilla para andar sobre una barrera artificial. Esta barrera estaba encabezada por dos dólmenes que recuerdan a época de druidas. No sé su función pero quizás fuese una especie de puerto donde atracaban los míticos barcos vikingos.

De vuelta a nuestro campamento pudimos ver que aquella curiosa decoración de vehículos antiguos se llevaba a cabo por el resto de la isla.
Al día siguiente cogimos el coche y nos dirigimos hacia Saarema cruzando un puente que une ambas islas.
Nuestra primera parada fue en Kaali donde la gente acude allí para ver un cráter de meteorito que cayó hace más de 3500 años. Al rededor de este se creó un museo, un restaurante y una tienda de souvenirs, por lo que se puede parar tranquilamente durante un rato para poder ver los efectos de la naturaleza.
El cráter tiene una profundidad de entre 1-6 metros y un radio de entre 30-60 metros dependiendo del nivel del agua, lo que le convierte en uno de los mayores cráteres de Europa. El agua que hay dentro del cráter surge del propio suelo y de la precipitación. Desde tiempos ancestrales dotaban a este agua de poderes mágicos.

Tras hacer esta parada corta en el camino, nos dirigimos a Kuressaare, la ciudad más importante de la isla de Saaremaa. Esta ciudad de apenas 15.000 habitantes, tiene una historia como ciudad de unos 600 años. Paseando por el lugar te das cuenta de su tranquilidad y la belleza de sus calles. Los edificios siguen la misma tónica que en la mayor parte de Estonia, edificios bajos de dos plantas con techos muy altos e inclinados para la nieve, y cada edificio de un color diferente pero de colores claros y suaves.

Su punto más importante es el castillo episcopal y el museo de Saaremaa. Es un dos en uno que te encuentras en una "isla" artificial, de forma bella y curiosa. El castillo fue creado a finales del siglo XIV y lo hicieron rodeado de agua a modo de foso lo que hace que parezca una isla exclusiva para la fortaleza. Dentro del castillo puedes visitar el museo con objetos, documentos y fotos que ayudan a hacerte una idea de la historia de la isla y del país.
La fortaleza está encabezada por dos preciosos y coloridos edificios. Uno de ellos actualmente es un hotel llamado Ekesparre Boutique Hotel. Sería curioso alojarse allí y si es lo que deseas, tendrás que ahorrar bien para pasar al menos una noche.
Dentro del museo nos tiramos bastante tiempo y es que no tenía ningún desperdicio. Llamativos eran los métodos de tortura usados durante siglos y una recreación de la leyenda de un caballero emparedado.
Tras horas recorriendo el castillo nos dirigimos hambrientos a comer en un pequeño restaurante situado en la calle Lossi. Dicha calle está llena de restaurantes y cafés los cuales además tienen terrazas donde disfrutar de una agradable comida.
Cuando terminamos de comer nos dirigimos a los siguientes puntos de la isla.
Atravesamos toda la isla hasta llegar a la costa en Tagaranna y pasar allí un rato agradable. Según bajamos, nos encontramos un monumento en honor a la catástrofe de Estonia de 1994, donde un ferry el cual se dirigía hacia Estocolmo se hundió tras un fuerte temporal. Esta catástrofe se llevó la vida de más de 850 personas pudiendo rescatar a menos de 200 personas con los botes salvavidas.

La costa estaba llena de las mismas piedras y allí nos encontramos una estampa curiosa. La gente construye pirámides con ellas y pide un deseo. Nosotros no pudimos dejar escapar la oportunidad e hicimos la nuestra propia.

Además divisamos las aguas tranquilas del mar Báltico y metimos nuestros pies en su agua. Esperaba que fuese más fría de lo esperado, pero a pesar de que es el norte, es un mar bastante más cerrado que otros como el Cantábrico.
Curiosamente entre sus piedras encontramos fósiles.
Desde allí Triinu nos señaló un punto de la costa lejana y nos preguntó si queríamos ir. Este punto era el acantilado de Panga, uno de los más altos de la costa norte de Saarema con 21 metros de altura. Nosotros como no teníamos nada mejor que hacer, aceptamos sin problemas y con ganas de conocer todo lo que pudiéramos de Estonia.
De camino hacia allí nos encontramos curiosas figuras de madera las cuales medirían entre 5 y 7 metros. No sé cuál es su función aunque podrían ser una especie de molinos.
En Panga pudimos ver la altura de su acantilado y la inmensidad de su mar de aguas tranquilas como si fuera un lago. Llamativo era su faro el cual parecía más una pira a punto de prenderle fuego para avisar a los barcos vikingos, que un faro más moderno. En este acantilado los ancestrales habitantes realizaban sacrificios para obtener suerte y buena fortuna en su pesca. Antes de irnos nos entretuvimos en un balancín para varias personas el cual jamás habíamos visto antes, lo que nos pareció bastante curioso.

Y hablando de curiosidades... Una de las cosas curiosas que vivimos en nuestra estancia en la isla, fue el hecho de usar letrinas en vez de baños en el jardín donde acampamos ya que usan agua de cisterna sólo dentro de la casa. El agua lo tienen que traer en camiones. Las letrinas tenían una taza normal sobre un cubo de madera pero acababan en un largo agujero. Es por esto por lo que jamás olía mal porque no llegaban si quiera los olores. Otra de las curiosidades es que, queriendo hacer una barbacoa en medio del jardín, nos empezó a llover, pero fue algo de lo que no huían los lugareños ya que es común que allí llueva. Al parecer estaba todo muy bien preparado para que la barbacoa no se aguase y pudimos cenar sin problemas.
Hay que recordar que estamos en plena naturaleza y ese era su encanto.
Y hasta aquí llegó nuestra visita por la isla. Si disponéis de coche podréis visitar mucho más puntos de Saarema.
Nosotros cogimos el nuestro y nos dirigimos hacia Viljandi un punto a visitar antes de retornar a Tartu de nuevo.
Espero que sigas viajando con Alane ;)
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